22 agosto 2011

Historia de la Animación - Preguntas


  • ¿Por qué todas las primeras animaciones o ejemplos de las animaciones iban involucradas con el demonio o figuras diabólicas?
  • ¿La sensación de movimiento en las imágenes era algo innovador, por qué hacían de ello un juego y no una herramienta educativa?
  • ¿De las diferentes y variadas formas de animar que se inventaron en esa época, cuál de todas tuvo más éxito en el ámbito comercial o ocio del público?
  • ¿Qué tan costosos pudieron llegar a ser todos estos instrumentos artísticos?
  • ¿El avance de las animaciones en el contexto de color, tuvo buena reacción por parte de los espectadores y gracias a este nuevo logro obtuvo más reconocimiento?

El Cine de Animación - Preguntas


  • ¿Necesariamente la trama de un dibujo animado o comic tiene que ser basada en la actualidad o pueden surgir ideas y dimensiones totalmente creativas e imaginarias? 
  • ¿En qué nos tenemos que basar principalmente a la hora de hacer el personaje principal de una serie?
  • ¿La ropa que llevan debe tener algún significado en particular?
  • ¿Los comics o dibujos animados por ser medios o maneras de expresar las necesidades o problemas de la sociedad, no tienen peligro de ser censurados?
  • ¿Los dibujos animados o comics son más populares en el público infantil, pero eso asegura que cumplen su objetivo de transmitir una enseñanza o reflexión? 



27 abril 2011

Crónica

VIERNES SANTO CON OLOR A SOLEDAD

Son las 8:00 Am en un día de semana y el vagón se encuentra vacio, hoy debe ser viernes santo.
Empiezan a entrar algunas personas y se acomodan en un solo lado del vagón, tratando de evitar la chispa del sol que proviene de uno de los costados del metro.
Las calles del centro de Medellín se encuentran solas, lugares donde se encontraban ríos de gente,  lugares llenos de ruido, de proclamas de venteros ambulantes, hoy se encuentran envueltos en un total silencio.

En el sector del Estadio unos jóvenes montan en sus patinetas de manera alegre y espontánea, suben, bajan, saltan, giran, casi una rutina conocida por sus demás compañeros. Esta actividad rompe con el silencio de la ciudad, en un día como hoy estos muchachos aprovechan y dicen: “Que chimba como está de solo”.
Los negocios se encuentran cerrados, en realidad se transmite la sensación de un espacio en construcción, infraestructura nueva, cómoda, totalmente dotado para hacer de ella un espacio de goce ciudadano, se ve abandonada, a excepción de 2 o 3 negocios que han decidido abrir el día de hoy.

Una bicicleta roja ha sido posada en una de las delgadas columnas circulares  que sostienen el techo de los locales, su dueño se ha sentado en una silla plástica, es un hombre de aproximadamente 55 o 60 años de edad, su cabello está siendo invadido por las canas, se encuentra con un atuendo deportivo y de su boca salen palabras que dejan asombrado, en él se evidencia el cambio que ha surgido la zona, sus anécdotas son suaves y bellas palabras que me transportan a un tiempo lejano en el que yo aun no existía.
1, 2, 3…son los árboles que Don Augusto hubo sembrado en tiempos pasados, árboles altos, frondosos, se ven vivaces con el color verde en todas sus gamas y todo su esplendor, so sólo son bellos sino útiles, su sombra cobija muchas de las mesas dispuestas a las afueras de los locales.

La gente guarda silencio, un silencio general que se apropia también de mi, inconscientemente somos partícipes de un luto colectivo.
Sucede algo que para mí rompe la rutina, un hombre de aproximadamente 30 años entra  al vagón con un niño al que le calculo 5 años.

El hombre es de tez clara, ojos castaños, cejas despobladas y una barba desaliñada, viste un pantalón de dril color beige, unos zapatos cafés, una camisa a cuadros azules, usa una desgastada chaqueta de jean, aclarada por el tiempo, las mangas se encuentran remangadas, pero lo que más me llama la atención es su colorida boina, una mezcla entre naranja y ocre que avivan su vestuario.

El que supongo es su hijo porque conserva los mismos rasgos faciales del hombre, viste un pantalón verde oliva, una camisa blanca y unos tenis cafés.
El niño se encuentra arrodillado sobre la silla, sus manos sobre la ventana y su nariz contra el cristal, observando el recorrido.

Su padre se encuentra sentado de medio lado observándolo, explicándole paciente y tiernamente cada una de sus dudas, su mirada, extraviada en otros tiempos, quizás pasados o tal vez por venir, sin embargo mira en su hijo con un inmensurable amor que hace que el tiempo que vendrá se vea esperanzador.

La soledad se vuelve a sentir, los paraderos de colectivos se encuentran parcialmente vacios, algo fuera de lo común, ya que  día a día el color verde de dichos vehículos se acomoda ordenadamente en una fila india que se prolonga por más de una cuadra.
A pesar de que la soledad está apropiada de las calles, a la vuelta de la esquina se congrega una multitud, victimas del calor y del ardiente sol, se encuentran equipados  con sombrillas, en su mayoría negras, pero algunas otras coloridas rompen con la generalización.

En la noche, el agua y el frio no han sido impedimento para que cientos de personas participen de la última procesión de la semana, una vez más se encuentran equipados con sombrillas, y ahora además de eso, llevan gruesos buzos y chaquetas, bufandas y cualquier otra prenda que los abrigue de el penetrante frio que se cala en los huesos hasta volver dolorosas las articulaciones.

Esta procesión  ha detenido el tráfico que está constituido principalmente por taxis, los vehículos de servicio público han desaparecido, se ven tan solo unos pocos colectivos y buses.
Se siente olor a incienso, pero este olor es aplacado por uno más profundo, el olor a asfalto mojado, la humedad del ambiente se puede oler, sentir y hasta oír la suave brisa que cae sobre la ciudad y por sobre todo, se puede ver como las luces del alumbrado público iluminan el suave caer de las gotas.

La Autopista Norte está desierta, son pocos los vehículos que se encuentran transitando por ella. Subo 2 cuadras desde el paradero de buses, luego giro a la izquierda, allí se encuentra mi destino en esta lúgubre noche.

El lugar es un restaurante-bar, unas cuantas personas se hallan acomodadas a lo largo del local, sentados en sillas, muebles o en la barra del bar.

La barra es amplia y larga, decido sentarme allí, a mi lado se encuentra una mujer delgada, de cabello corto, entre labios canta las canciones programadas en el máster. Al otro lado de mí, se encuentra un hombre de tez morena, barbado, camiseta estilo polo blanca y un jean, en él se ven unas ganas enormes de fugarse de la realidad.

Algunos tragos de ron lo avivan y lo animan a cantar con sentimiento unas cuantas canciones mientras se mueve al ritmo de la música.

Pido un plato de papas a la francesa con salchicha cortada en rodajas y nuggets de pollo, le agrego mayor colorido con algunas salsas, poco a poco, sin apuro alguno voy comiendo hasta dejar el plato tan solo untado de salsa y con pequeños granos de sal. De tomar, un jugo de mora, refrescante, helado, aunque un poco dulce está en el punto exacto, como me gusta.
Se acerca a mí un joven de cabello corto, pantalón gris a rayas, camiseta blanca y una bufanda de rayas envuelta en su cuello.

Su cara es pulida, ojos pequeños, unas gafas y en la parte inferior de sus labios lleva un piercing. Al verlo, no puedo evitar pensar en el sorprendente parecido que tiene con un conocido mío al cual estimo mucho.

Al acercarse, me pregunta si mi nombre es Brian, mi reacción es totalmente de susto, de sorpresa, me produce mucha curiosidad porque es algo que comúnmente me sucede.
Me dio una explicación de porque sabía mi nombre, lo que sospechaba era cierto, a través del Facebook me había conocido, me sentía reconocido, expuesto, como si fuese un personaje público del cual todos comentan al verlo en la calle.

Un día silenciado, hundido en la soledad y la tradición, con un final bastante salido de la rutina, creo que no olvidaré que un viernes Santo, conocí a David.